HAMBRUNA ESPIRITUAL
¡Cuán
dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca. Salmo
119:103
Muchos de nosotros vivimos en países donde la comida es
abundante y la gente está bien alimentada. Es por eso que no conocemos mucho
los síntomas de la inanición. Al principio, las victimas tienen ansia
insaciable de alimento. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, el cuerpo se
debilita, la mente se embota, y el deseo de comer disminuye. De hecho, la
genter que padece hambre en realidad llega a un punto en que ni siquiera desea
la comida que le ponen por delante.
El hambre espiritual sigue un patrón muy parecido. Si hemos
estado alimentándonos a diario de la Palabra de Dios es natural sentir “hambre”
cuando no pasamos tiempo a solas con Dios. Pero si seguimos descuidándonos,
podríamos perder todo deseo de estudiar las Escrituras. En realidad, puede que
estemos padeciendo inanición.
¿Cuánto tiempo pasas leyendo la Biblia y meditando en sus
verdades? ¿Extrañas la Palabra cuando la descuidas? Thomas Guthrie escribió: “Si
descubres que amas un placer cualquiera más que tus oraciones, cualquier libro
más que la Biblia, cualquier personas más que a Cristo, o cualquier indulgencia
más que la esperanza del cielo, consideralo una alarma.”
Si has perdido el gusto por el “pan de vida” confiesa tu
negligencia y pídele a Dios que reavive tu apetito por su Palabra. ¡Evita el
hambre espiritual!
UNA BIBLIA BIEN LEÍDA ES SEÑAL DE UN ALMA BIEN
ALIMENTADA.