Una conciencia limpia
4/30/2014
¿Cuánto
más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció
a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras
muertas para que sirváis al Dios vivo? (Hebreos 9:14)
Nuestra
seguridad en Cristo resulta de “la aspiración de una buena conciencia
hacia Dios” (1 P. 3:21). La palabra griega para “aspiración” se refiere a
un compromiso, en este caso estando de acuerdo en cumplir ciertas
buenas condiciones exigidas por Dios antes de ser puesto en el arca de
seguridad (Cristo).
A
las personas no regeneradas las condenan su conciencia. Alguien que
pide a Dios una buena conciencia está hastiado de su pecado y desea ser
liberado de la carga de culpabilidad que lleva. Tiene un temor agobiante
del juicio venidero y sabe que solo Dios puede librarlo. Él desea la
limpieza que se efectúa mediante la sangre de Cristo (cp. He. 10:22).
Así que se arrepiente de su pecado y pide perdón.