"No temas, pues no serás confundida." Isaías 54: 4.
No seremos confundidos por nuestra fe. Críticos mordaces pueden asediar las Escrituras sobre las que cimentamos nuestra fe, pero cada año el Señor hará más y más claro que en Su Libro no hay error, no hay exceso, y no hay omisión. No es un descrédito ser un simple creyente; la fe que mira únicamente a Jesús, es una corona de honor en la cabeza de cualquier hombre, y es mejor que una estrella sobre su pecho.
No seremos confundidos por nuestra esperanza. Sucederá exactamente como el Señor ha dicho. Seremos nutridos, conducidos, bendecidos y recibiremos descanso. Nuestro Señor vendrá, y entonces los días de nuestra aflicción llegarán a un término. ¡Cómo nos gloriaremos en el Señor que primero nos dio una esperanza viva, y luego nos dio aquello que esperábamos!
No seremos confundidos por nuestro amor. Jesús es para nosotros todo codiciable, y nunca, nunca, habremos de sonrojarnos por haberle entregado nuestros corazones. La visión de nuestro glorioso Bienamado justificará la más entusiasta adhesión a Él. Nadie reprochará a los mártires por haber muerto por Él. Cuando los enemigos de Cristo estén cubiertos de desprecio sempiterno, los amantes de Jesús se verán honrados por todos los seres santos, porque eligieron el vituperio de Cristo en lugar de los tesoros de Egipto.