JUAN 14:14

"Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré." Juan 14: 14.

¡Qué promesa tan amplia! ¡Algo! Ya sean grandes o pequeñas, todas mis necesidades están cubiertas por esa palabra "algo". Ven, alma mía, con libertad delante del propiciatorio, y oye a tu Señor cuando te dice: "Abre tu boca, y yo la llenaré".

¡Qué promesa tan sabia! Siempre hemos de pedir en el nombre de Jesús. A la vez que esto nos alienta, también lo honra a Él. Este es un argumento constante. Ocasionalmente cualquier otro argumento es oscurecido, especialmente aquellos que podríamos sacar de nuestra propia relación con Dios, o nuestra experiencia de Su gracia; pero en momentos así, el nombre de Jesús es tan poderoso en el trono como siempre, y podemos argumentarlo con plena seguridad.

¡Qué oración tan instructiva! No podría pedir nada a lo que Cristo no pudiera poner Su mano y Su sello. No me atrevería a usar el nombre de mi Señor para una petición egoísta o caprichosa. Sólo puedo usar el nombre de mi Señor para oraciones que Él mismo diría si estuviese en mi caso. Es un gran privilegio que seamos autorizados a pedir en el nombre de Jesús como si el propio Jesús lo pidiera; pero nuestro amor a Él no nos permitiría nunca interponer ese nombre donde Él no lo pondría.

¿Estoy pidiendo lo que Jesús aprueba? ¿Me atrevería a poner Su sello a mi oración? Entonces ya tengo lo que busco del Padre.

SALMO 121:4

"He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel." Salmo 121: 4.

Jehová es "el Guarda de Israel". Ninguna forma de descuido se introduce clandestinamente en Él, ni el más profundo sueño ni el más ligero reposo. Nunca deja de vigilar la casa y el corazón de Su pueblo. Esta es razón suficiente para que descansemos en perfecta paz. Alejandro decía que él dormía porque su amigo Parmenio velaba; con mayor razón deberíamos dormir porque nuestro Dios es nuestro guarda.

"He aquí" es introducido aquí para llamar nuestra atención a esta verdad alentadora. Israel, cuando tenía una piedra por almohada, se durmió; pero su Dios estaba despierto y vino en visión a Su siervo. Cuando estemos indefensos, el propio Jehová cubrirá nuestras cabezas. 

El Señor guarda a Su pueblo como un hombre rico guarda su tesoro, como un capitán guarda una ciudad con una guarnición, como un centinela mantiene la custodia de su soberano. Nadie podría dañar a aquellos que están bajo esa custodia. Quiero poner mi alma en Sus amadas manos. Él no nos olvida nunca, no cesa nunca de cuidarnos diligentemente, y nunca se considera incapaz de preservarnos.

Oh mi Señor, guárdame, para que no me descarríe y caiga y perezca. Guárdame, para que pueda guardar Tus mandamientos. Por Tu cuidado vigilante impide que duerma como el haragán, y que perezca como aquellos que sueñan el sueño de la muerte.

ÉXODO 8:23

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"Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal." Éxodo 8:23.

Faraón tiene un pueblo y el Señor tiene un pueblo. Estos pueden cohabitar, y parecería que les va igual a ambos, pero hay una división entre ellos, y el Señor la hará manifiesta. Un evento no sucederá de igual manera para todos a perpetuidad, sino que habrá una gran diferencia entre los hombres del mundo y el pueblo de la elección de Jehová.

Esto podría ocurrir en el tiempo de los juicios, cuando el Señor se convierta en el santuario de los santos. Es muy conspicuo en la conversión de los creyentes cuando su pecado es quitado, mientras los incrédulos permanecen en la condenación.

A partir de ese momento ellos se convierten en una raza distinta, se someten a una nueva disciplina, y gozan de nuevas bendiciones. Sus hogares, a partir de ese momento, están libres de la gravosa caterva de males que contaminan y atormentan a los egipcios. Son protegidos de la contaminación de la lascivia, de la mordedura del afán, de la corrupción de la falsedad, y del cruel tormento del odio, que devora a muchas familias.

Ten la seguridad, atribulado creyente, que aunque tengas tus aflicciones, eres salvado de enjambres de peores aflicciones que infestan los hogares y los corazones de los siervos del Príncipe de este mundo. El Señor ha puesto una división; tú has de mantener esa división en espíritu, en metas, en carácter y en las compañías que frecuentas.

Números 23:9

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"He aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones." Números 23: 9.

¿Quién querría habitar entre las naciones, y ser contado entre ellas? Vamos, inclusive la iglesia profesante es de naturaleza tal, que resulta sumamente difícil seguir plenamente al Señor dentro de su seno. Hay tal mezcla e influencia que uno suspira con frecuencia anhelando "una cabaña en algún vasto desierto."

Es muy cierto que el Señor quiere que Su pueblo siga un camino de separación con relación al mundo, y que salga decidida y claramente de él. Somos apartados por el decreto, la compra, y el llamado divinos, y nuestra experiencia interior nos ha conducido a diferir grandemente de los hombres del mundo; y por eso, nuestro lugar no está en su Feria de las Vanidades, ni en la Ciudad de la Destrucción, sino en el camino angosto por el que todos los verdaderos peregrinos deben seguir a su Señor.

Esto no sólo debe reconciliarnos con los escarnios y los desprecios del mundo, sino conducirnos a aceptarlos con placer, como parte de nuestra porción del pacto. Nuestro nombres no están registrados en el mismo libro, no provenimos de la misma simiente, no estamos ligados al mismo lugar, ni estamos confiando en el mismo guía, por tanto, está bien que no seamos contados con ellos. Basta con que estemos en el número de los redimidos, y estaremos contentos de ser extravagantes y solitarios hasta el fin del capítulo.

JUECES 13:23

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"Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto." Jueces 13: 23.

Este es un tipo de promesa deducida por lógica. Es una inferencia extraída válidamente de hechos comprobables. No era probable que el Señor hubiera revelado a Manoa y a su mujer que les nacería un hijo, y sin embargo, que tuviera en Su corazón el propósito de destruirlos. La mujer razonó bien, y haríamos bien si siguiéramos su línea de argumentación.

El Padre ha aceptado el grandioso sacrificio del Calvario, y ha declarado que está muy complacido con él; ¿cómo podría tener ahora la intención de matarnos? ¿Por qué existiría la necesidad de un Sustituto si el pecador debe morir? El sacrificio aceptado de Jesús pone un fin al temor.

El Señor nos ha mostrado nuestra elección, nuestra adopción, nuestra unión con Cristo, nuestras bodas con el Amado: ¿cómo podría destruirnos ahora? Las promesas están cargadas de bendiciones que exigen que seamos preservados para vida eterna. No es posible que el Señor nos deseche, y sin embargo, que cumpla con Su pacto. El pasado nos asegura, y el futuro nos reasegura. No moriremos, sino que viviremos; pues hemos visto a Jesús, y en Él hemos visto al Padre por medio de la iluminación del Espíritu Santo. Por causa de esta mirada que genera vida, hemos de vivir para siempre.

SALMO 92:12

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"El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano." Salmo 92: 12.

Estos árboles no están apoyados en una espaldera ni son podados por el hombre: las palmeras y los cedros son "árboles de Jehová", y es debido a Su cuidado que florecen; lo mismo ocurre con los santos del Señor, pues él los cuida especialmente. Estos árboles están siempre verdes y son objetos hermosos en todas las estaciones del año. Los creyentes no son santos algunas veces y algunas veces impíos: ellos permanecen en la belleza del Señor bajo todos los climas. Estos árboles llaman la atención en todas partes: nadie podría contemplar un paisaje en el que hubieren palmeras o cedros sin que su atención se fijara en estas alturas reales. Los seguidores de Jesús son observados por todos los observadores: como una ciudad asentada sobre un monte, no se pueden esconder. 

El hijo de Dios florece como una palmera que empuja toda su potencia hacia arriba, en una columna erecta sin una sola rama. Es un pilar con un glorioso capitel. No crece hacia la derecha ni hacia la izquierda, sino que envía toda su fuerza hacia el cielo, y da su fruto tan cerca del cielo como sea posible. Señor, cumple este tipo en mí.

El cedro enfrenta todas las tormentas, y crece cerca de las nieves eternas, y el propio Señor lo llena con una savia que conserva su corazón cálido y sus ramas son fuertes. Señor, que así sea conmigo, te lo ruego. Amén.

SALMO 55:16

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“En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará.” Salmo 55: 16.

Sí, debo orar y lo haré. ¿Qué otra cosa podría hacer? Traicionado, abandonado, acongojado, frustrado, oh mi Dios, clamo a Ti. Mi Siclag está reducida a cenizas, y los hombres hablan de apedrearme; pero yo aliento a mi corazón en el Señor, que me sostendrá en esta prueba como me ha sostenido en otras muchas pruebas. Jehová me salvará; estoy seguro que lo hará, y yo declaro mi fe.

El Señor me salvará y nadie más. No deseo ninguno otro ayudador, y no confiaría en un brazo de carne aun si pudiera. Clamaré a Él en la noche, y en la mañana, y al mediodía, y no clamaré a nadie más, pues Él es Todo-suficiente.

No tengo la menor idea de cómo me salvará; pero lo hará, lo sé. Él lo hará de la mejor y más segura manera, y lo hará en el sentido más grande, más verdadero, y más pleno. El grandioso YO SOY me librará de esta prueba y de todas las futuras pruebas, tan ciertamente como Él vive; y cuando llegue la muerte, y todos los misterios de la eternidad se presenten a continuación, esta afirmación todavía será cierta: “Jehová me salvará.” Este será mi cántico a lo largo de todo este día de otoño. ¿No es acaso como una manzana madura proveniente del árbol de la vida? Me alimentaré de ella. ¡Cuán dulce es a mi paladar!

ISAÍAS 48:10

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“Te he escogido en horno de aflicción.” Isaías 48: 10.

Este ha sido desde hace mucho tiempo el lema fijado delante de nuestros ojos en la pared de nuestro aposento, y de muchas maneras ha sido escrito también en nuestro corazón. No es algo insignificante ser elegido por Dios. La elección de Dios convierte a los elegidos en hombres especiales. Es mejor ser elegido por Dios que elegido por una nación entera. Este privilegio es tan eminente, que aunque viniere acompañado de algún inconveniente, lo aceptaríamos gozosamente, de la misma manera que el judío comía las hierbas amargas que acompañaban al Cordero Pascual. Nosotros escogemos el horno, puesto que Dios nos escoge en él.

Somos escogidos como un pueblo afligido, y no como un pueblo próspero; elegidos, no en el palacio, sino en el horno. En el horno la belleza es desfigurada, la moda es destruida, la fortaleza es derretida, la gloria es consumida, y, sin embargo, aquí el amor eterno revela sus secretos, y declara su escogencia. Así ha sido en nuestro caso. En tiempos de las más severas pruebas, Dios nos ha hecho claros nuestro llamamiento y elección, y nosotros los hemos hecho firmes: entonces hemos elegido al Señor para que sea nuestro Dios, y Él ha mostrado que somos ciertamente Sus elegidos. Por lo tanto, si hoy el horno es calentado siete veces más, no le temeremos, pues el glorioso Hijo de Dios caminará con nosotros en medio de los carbones ardientes.

SALMO 50:15

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"E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás." Salmo 50: 15.

¡En verdad esto es una promesa! 

Aquí encontramos una ocasión urgente: "el día de la angustia". En un día así, está oscuro incluso al mediodía, y cada hora parece más negra que la que le precedió. Para esas ocasiones es oportuna esta promesa: está escrita para un día nublado. 

Aquí hay un consejo condescendiente, "invócame". No deberíamos necesitar esta exhortación: debería ser nuestro hábito constante durante todo el día y cada día. ¡Qué misericordia es tener libertad para invocar a Dios! ¡Qué sabiduría es hacer buen uso de ella! ¡Qué insensato es acudir a los hombres! El Señor nos invita a poner nuestro caso delante de Él, y ciertamente no dudará en librarnos. 

Aquí tenemos un estímulo tranquilizante: "te libraré". Cualquiera que sea el problema, el Señor no hace excepciones, sino que promete una liberación plena, segura y feliz. Él mismo nos librará con Su propia mano. Nosotros creemos eso, y el Señor honra esa fe. 

Aquí tenemos un resultado final: "tú me honrarás". ¡Ah!, eso haremos muy abundantemente. Cuando Él nos hubiere librado, le honraremos en alta voz; y como lo hará con certeza, debemos comenzar a glorificarle de inmediato.

JUAN 16:22

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"Pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón." Juan 16: 22.
"Pero os volveré a ver otra vez, y se gozará vuestro corazón." Versión King James.


Ciertamente Él vendrá una segunda vez, y entonces, cuando nos vea, y cuando le veamos, en verdad habrá gozo. ¡Oh, anhelamos ese gozoso retorno!

Pero esta promesa está siendo cumplida diariamente en otro sentido. Nuestro clemente Señor menciona muchos "otra vez" en Sus tratos con nosotros. Él nos dio perdón, y nos ve otra vez, y repite la palabra absolutoria cuando los nuevos pecados nos causan aflicción. Él nos ha revelado nuestra aceptación delante de Dios, y cuando nuestra fe en esa bendición disminuye, viene a nosotros una y otra vez, y dice: "Paz a vosotros". 

Amados, todas nuestras misericordias pasadas son señales de futuras misericordias. Si Jesús ha estado con nosotros, nos verá otra vez. No miren a ningún favor anterior como una cosa muerta y enterrada, por la que hay que llorar; sino deben considerarla como una semilla sembrada, que crecerá, y que sacará la cabeza por entre el polvo, y clamará: "Os volveré a ver otra vez." ¿Son oscuros los tiempos porque Jesús no está con nosotros como solía estar? Hemos de tener valor, pues no estará mucho tiempo lejos. Sus pies son como los del corzo o del cervatillo, y pronto lo traerán a nosotros. Por tanto, debemos comenzar a estar gozosos, pues Él nos dice incluso ahora: "Os volveré a ver otra vez". 

JUAN 11:26

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"Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Juan 11: 26.

Sí, Señor, nosotros lo creemos; no moriremos eternamente. Nuestra alma podrá ser separada de nuestro cuerpo, y esto es un tipo de muerte; pero nuestra alma nunca será separada de Dios, que es la muerte verdadera -la muerte con la que fue amenazado el pecado- la sentencia de la peor muerte que puede ocurrir. Nosotros creemos en esto de manera sumamente cierta, pues, ¿quién nos separará del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro? Somos miembros del cuerpo de Cristo; ¿acaso perderá Cristo alguna parte de Su cuerpo? Estamos desposados con Jesús; ¿acaso podría Él experimentar un duelo y enviudar? Eso no es posible. Hay una vida dentro de nosotros que no es susceptible de ser separada de Dios: sí, y el Espíritu Santo mora en nosotros, ¿y cómo entonces podríamos morir? El propio Jesús es nuestra vida, y por tanto, no hay muerte para nosotros, pues Él no puede morir otra vez. En Él morimos una vez al pecado, y la sentencia capital no puede ser ejecutada una segunda vez. Vivimos ahora y vivimos para siempre. La recompensa de la justicia es la vida eterna, y nosotros tenemos nada menos que la justicia de Dios, y, por tanto, tenemos derecho a la más excelsa recompensa. 

Viviendo y creyendo, nosotros creemos que viviremos y gozaremos. Por tanto, seguimos adelante con la plena certeza de que nuestra vida está segura en nuestra Cabeza viviente. 

SALMO 48:14

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"El nos guiará aun más allá de la muerte." Salmo 48: 14.

Necesitamos un guía. Algunas veces daríamos todo lo que poseemos para que se nos dijera exactamente qué hacer, y a dónde acudir. Estamos dispuestos a hacer lo recto, pero no sabemos cuál de dos caminos hemos de seguir. ¡Oh, anhelamos un guía!

El Señor nuestro Dios condesciende a servirnos como guía. Él conoce el camino, y será nuestro piloto a lo largo de la ruta hasta que lleguemos en paz al término de nuestra jornada. Ciertamente no deseamos una dirección más infalible. Pongámonos absolutamente bajo Su guía, y nunca perderemos nuestro camino. Hagámosle nuestro Dios, y descubriremos que Él es nuestro guía. Si seguimos Su ley, no perderemos el camino recto de la vida, a condición de que primero aprendamos a apoyarnos en Él en cada paso que demos. 

Nuestro consuelo es que, puesto que Él es nuestro Dios por siempre y para siempre, no cesará de estar con nosotros como nuestro guía. "Aun más allá de la muerte" nos conducirá, y entonces moraremos con Él eternamente, y no saldremos jamás. Esta promesa de una guía divina implica una seguridad vitalicia: salvación de inmediato, guía hasta nuestra última hora, y luego bendición ilimitada. ¿No debería cada quien buscar esto en la juventud, regocijarse en ello en la edad adulta, y descansar en ello en la ancianidad? En este día, busquemos la guía antes de aventurarnos a traspasar las puertas.

SALMO 127:2

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"Pues que a su amado dará Dios el sueño." Salmo 127: 2.

La nuestra no es una vida de ansioso afán, sino de fe feliz. Nuestro Padre celestial suplirá las necesidades de Sus propios hijos, y Él sabe de qué tenemos necesidad, antes de que se lo pidamos. Por tanto, podemos retirarnos a la cama a la hora indicada, sin necesidad de agotarnos quedándonos despiertos hasta tarde para tramar, y planear y fraguar. Si hemos aprendido a confiar en nuestro Dios, no nos quedaremos despiertos mientras el miedo roe nuestros corazones; pondremos nuestras preocupaciones en el Señor, y nuestra meditación acerca de Él será dulce, y Él nos dará un sueño reparador. 

Ser el amado del Señor es el honor más elevado posible, y quien lo tiene debería sentir que la propia ambición no podría desear nada más, y, por tanto, cualquier deseo egoísta debe dormir. ¿Qué más hay, incluso en el cielo, que el amor de Dios? Reposa, entonces, oh alma, pues posees todas las cosas. 

Sin embargo, damos vueltas de un lado al otro a menos que el propio Señor nos proporcione, no sólo las razones para el descanso, sino el descanso mismo. Sí, Él hace esto. Jesús mismo es nuestra paz, nuestro reposo, nuestro todo. En Su pecho dormimos en perfecta seguridad, tanto en la vida como en la muerte. 

"Rociado de nuevo con la sangre perdonadora,
Me acuesto a descansar,
Como en los brazos de mi Dios,
O en el pecho de mi Salvador."

JUECES 6:14

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"Y mirándole Jehová, le dijo: Vé con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?" Jueces 6: 14.

¡Qué mirada le dio el Señor a Gedeón! Lo condujo a pasar del descorazonamiento a un santo valor. Si nuestra mirada al Señor nos salva, ¿qué no hará Su mirada a nosotros? Señor, mírame en este día, y dame vigor para los correspondientes deberes y conflictos. 

¡Qué palabra fue esta que Jehová habló a Gedeón! "Vé." No debía dudar. Podría haber respondido: "¡cómo, vé con toda esta debilidad!" Pero el Señor determinó que esa palabra era inadmisible diciéndole: "Vé con esta tu fuerza." El Señor con Su mirada le había transmitido poder y ahora sólo tenía que usarlo y salvar a Israel hiriendo a los madianitas. Pudiera ser que el Señor tenga más que hacer por mi medio de lo que jamás imaginé. Si Él me ha mirado, me ha hecho fuerte. Por fe he de ejercitar el poder que me ha confiado. Él nunca me ordena que: "desperdicie mi tiempo con esta mi fuerza." 

¡Qué pregunta me hace el Señor, al igual que la hizo a Gedeón! "¿No te envío yo?" Sí, Señor, Tú me has enviado, y yo iré con esta mi fuerza. A Tu mandato yo voy, y, yendo, tengo la seguridad de que Tú vencerás por mí.


SALMO 140:13

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"Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia." Salmo 140: 13.

¡Oh, anhelo que mi corazón sea recto para que siempre pueda bendecir el nombre del Señor! Él es tan bueno para con aquellos que son buenos, que yo ansío contarme entre ellos, y sentirme lleno de agradecimiento cada día. Tal vez, los justos sean zarandeados por un momento cuando su integridad conduce a severas pruebas; pero en verdad el día vendrá en el que bendigan a su Dios por no haber cedido a malignas sugerencias ni adoptar políticas cambiantes. A la larga los hombres verdaderos darán gracias al Dios de los justos por haberles conducido por el camino recto. ¡Oh, que yo me pudiera contar entre ellos! 

¡Qué promesa está contenida en esta segunda cláusula, "los rectos morarán en tu presencia"! Ellos permanecerán siendo aceptados mientras que otros sólo serán condenados. Serán cortesanos del Grandioso Rey, y gozarán de una audiencia siempre que la deseen. Serán personas favorecidas a quienes Jehová sonríe y con quienes sostiene una comunión de gracia. Señor, yo ambiciono este excelso honor, este precioso privilegio: será el cielo en la tierra si puedo gozar de ello. Hazme recto en todas mis cosas, para que pueda estar hoy, y mañana y cada día, en Tu presencia celestial. Entonces daré gracias a Tu nombre sempiternamente. Amén,

JUAN 1:51

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"Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre." Juan 1: 51.

Sí, para nosotros esta visión es clara incluso en este día. Nosotros en verdad vemos el cielo abierto. Jesús mismo ha abierto ese reino para todos los creyentes. Contemplamos el lugar de misterio y de gloria, puesto que Él nos lo ha revelado. Entraremos pronto allí, puesto que Él es el camino. 

Ahora vemos la explicación de la escalera de Jacob. Entre la tierra y el cielo hay un comercio santo: la oración asciende, y las respuestas descienden, por la vía de Jesús, el Mediador. Vemos esta escalera cuando vemos a nuestro Señor. En Él, una escalinata de luz provee ahora una vía libre al trono del Altísimo. Debemos usarla, y enviar a lo alto, por medio de ella, a los mensajeros de nuestras oraciones. Nosotros mismos viviremos la vida angélica si corremos al cielo en intercesión, y nos asimos de las bendiciones del pacto, y luego descendemos de nuevo para esparcir esos dones entre los hijos de los hombres. 

Esta visión especial que Jacob sólo vio en un sueño, nosotros la convertiremos en una esplendente realidad. En este preciso día, subiremos y bajaremos por la escalera cada hora, escalando en comunión y bajando en esfuerzos para salvar a nuestros semejantes. Oh Señor Jesús, esta es Tu promesa. Permítenos tener el gozo de verla cumplida.

SALMO 23:4

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"Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento." Salmo 23: 4.

Estas palabras que nos describen la seguridad experimentada en el lecho de muerte, son muy dulces. ¡Cuántas personas las han repetido con intenso deleite en sus últimas horas! 

Pero el versículo es igualmente aplicable a las agonías de espíritu en medio de la vida. Algunos de nosotros, como Pablo, morimos diariamente por causa de una tendencia a la tenebrosidad de alma. En su peregrinación, Bunyan pone al Valle de la Sombra de Muerte mucho antes que el río que fluye a los pies de las colinas celestiales. Algunos de nosotros hemos atravesado el oscuro y terrible desfiladero de "la sombra de muerte" varias veces, y podemos dar testimonio de que sólo el Señor nos habilitó en medio de sus salvajes pensamientos, sus misteriosos horrores y sus terribles depresiones. El Señor nos ha sostenido y nos ha guardado por encima de todo temor real del mal, aun cuando nuestro espíritu hubiere estado abrumado. Hemos sido estrujados y abatidos, mas sin embargo, hemos vivido, pues hemos sentido la presencia del Grandioso Pastor, y hemos tenido la confianza de que su cayado impediría que el enemigo nos propinara un golpe mortal. 

Si el tiempo presente fuera oscurecido por las alas de cuervo de una gran aflicción, debemos glorificar a Dios por medio de una tranquila confianza en Él.

DEUTERONOMIO 33:28

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"E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola en tierra de grano y de vino; también sus cielos destilarán rocío." Deuteronomio 33: 28.

Entre más habitemos solos, más seguros estaremos. Dios quiere que Su pueblo esté separado de los pecadores. Su llamado para ellos es: "Salid de en medio de ellos." Un mundo cristiano es una gran monstruosidad que las Escrituras nunca contemplan. Un cristiano mundano está espiritualmente enfermo. Aquellos que transigen con los enemigos de Cristo pueden ser incluidos entre ellos. Nuestra seguridad radica, no en hacer acuerdos con el enemigo, sino en habitar solos con nuestro mejor Amigo. Si hacemos esto, habitaremos en seguridad, a pesar de los sarcasmos, las calumnias, y los escarnios del mundo. Estaremos seguros de la funesta influencia de su incredulidad, su altivez, su vanidad y su inmundicia.

Dios también nos hará habitar confiados en aquel día cuando el pecado sea visitado en las naciones por medio de guerras y hambrunas. 

El Señor sacó a Abram de Ur de los Caldeos, pero él se detuvo a medio camino. No tuvo bendición hasta que, habiéndose propuesto ir a la tierra de Canaán, llegó a la tierra de Canaán. Abram estaba confiado estando solo, incluso en medio de enemigos. Lot no estaba seguro en Sodoma aunque estuviera en un círculo de amigos. Nuestra seguridad radica en habitar aparte con Dios.

ISAÍAS 54:4

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"No temas, pues no serás confundida." Isaías 54: 4.

No seremos confundidos por nuestra fe. Críticos mordaces pueden asediar las Escrituras sobre las que cimentamos nuestra fe, pero cada año el Señor hará más y más claro que en Su Libro no hay error, no hay exceso, y no hay omisión. No es un descrédito ser un simple creyente; la fe que mira únicamente a Jesús, es una corona de honor en la cabeza de cualquier hombre, y es mejor que una estrella sobre su pecho. 

No seremos confundidos por nuestra esperanza. Sucederá exactamente como el Señor ha dicho. Seremos nutridos, conducidos, bendecidos y recibiremos descanso. Nuestro Señor vendrá, y entonces los días de nuestra aflicción llegarán a un término. ¡Cómo nos gloriaremos en el Señor que primero nos dio una esperanza viva, y luego nos dio aquello que esperábamos!

No seremos confundidos por nuestro amor. Jesús es para nosotros todo codiciable, y nunca, nunca, habremos de sonrojarnos por haberle entregado nuestros corazones. La visión de nuestro glorioso Bienamado justificará la más entusiasta adhesión a Él. Nadie reprochará a los mártires por haber muerto por Él. Cuando los enemigos de Cristo estén cubiertos de desprecio sempiterno, los amantes de Jesús se verán honrados por todos los seres santos, porque eligieron el vituperio de Cristo en lugar de los tesoros de Egipto.

Salmo 6:9

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"Jehová ha oído mi ruego; ha recibido Jehová mi oración." Salmo 6: 9.

La experiencia registrada aquí, es mía. Yo puedo confirmar que Dios es veraz. De formas muy maravillosas, Él ha respondido repetidamente a las peticiones de Su siervo. Sí, y Él está escuchando mi presente súplica, y no está apartando de mí Su oído. ¡Bendito sea Su santo Nombre! 

¿Qué sucede entonces? Bien, sin duda la promesa que yace dormida en la confianza creyente del Salmista es mía también. He de asirla con la mano de la fe: "ha recibido Jehová mi oración." Él la aceptará, pensará en ella, y me la concederá de la manera y en el momento en que Su amante sabiduría lo juzgue conveniente. Yo llevo mi pobre oración en mi mano ante el grandioso Rey, y me concede una audiencia, y misericordiosamente recibe mi petición. Hay quienes ridiculizan mis oraciones llenas de lágrimas, pero el Señor no; Él recibe mi oración en Su oído y en Su corazón. 

¡Qué recepción es esta para un pobre pecador! Nosotros recibimos a Jesús, y entonces el Señor nos recibe a nosotros y a nuestras oraciones por medio de Su Hijo. Bendito sea ese amado nombre que franquea nuestras oraciones de tal manea que atraviesan libremente las puertas de oro. Señor, enséñame a orar, puesto que Tú oyes mis oraciones.

Éxodo 11:7

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"Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas." Éxodo 11: 7.

¡Cómo!, ¿tiene poder Dios sobre las lenguas de los perros? ¿Puede impedir que los canes ladren? Sí, así es. Él puede impedir incluso que los perros egipcios acosen a las ovejas del rebaño de Israel. ¿Silencia Dios a los perros, y a los que son como perros en medio de los hombres, y al gran cancerbero a las puertas del infierno? Entonces prosigamos sin miedo en nuestro camino. Él podría permitir que los perros muevan sus lenguas, pero paraliza sus colmillos. Podrían generar un ruido terrible, pero sin llegar a hacernos un daño real. Sin embargo, ¡cuán dulce es la tranquilidad! ¡Cuán deleitable es moverse en medio de los enemigos, y percibir que Dios los obliga a estar en paz con nosotros! Como Daniel en el foso de los leones, permanecemos incólumes en medio de los destructores. 

¡Oh, que hoy, esta palabra del Señor para Israel se vuelva una realidad para mí! ¿Me aflige el perro? Se lo diré al Señor. Señor, al perro no le importan mis súplicas; háblale Tú la palabra de poder, y entonces tendrá que echarse. ¡Concédeme la paz, oh Dios mío, y permíteme ver Tu mano tan distintamente en esto, que perciba muy claramente la diferencia que Tu gracia hace entre mi persona y los impíos!

Malaquías 3:17

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"Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe." Malaquías 3: 17.

El día vendrá en el que las joyas de la corona de nuestro grandioso Rey serán contadas, para comprobar que correspondan al inventario que Su Padre le entregó. Alma mía, ¿estarás tú entre las cosas preciosas de Jesús? Tú eres preciosa para Él, si Él es precioso para ti, y tú serás Suya "en aquel día", si Él es tuyo en este día. 

En los días de Malaquías, los escogidos del Señor estaban tan acostumbrados a conversar entre sí, que su propio Dios escuchaba su conversación. Le gustaba tanto que tomó notas de ella; sí, e hizo un libro con ella, que guardó en Su Oficina de Registros. Complacido con su conversación, también tenía Su complacencia en ellos. Haz una pausa, alma mía, y pregúntate: Si Jesús escuchara tu conversación, ¿estaría complacido con ella? ¿Es para Su gloria y para edificación de los hermanos? Responde, alma mía, y asegúrate de que estás diciendo la verdad. Pero, ¡qué honor será para nosotros, ser considerados por el Señor como las joyas de Su corona! Todos los santos tienen este honor. Jesús no dice solamente "son míos", sino, "serán míos". Él nos compró, nos buscó, nos recogió, y nos ha forjado a Su imagen de tal manera, que seremos defendidos por Él con todo Su poder.

Mateo 26:64

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"Y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo." Mateo 26: 64

¡Ah, Señor, Tú estabas en Tu estado de mayor humillación cuando fuiste presentado como un criminal delante de Tus perseguidores! Sin embargo, los ojos de Tu fe podían ver más allá de Tu presente humillación, hasta la gloria futura. ¡Qué palabras son estas: "Y además os digo, que desde ahora"! Yo quisiera imitar Tu visión anticipada, y en medio de la pobreza, o de la enfermedad, o de la calumnia, que pudiera decir: "y además os digo, que desde ahora". En lugar de debilidad, Tú tienes todo el poder; en vez de vergüenza, tienes toda la gloria; en vez de escarnio, tienes toda la adoración. Tu cruz no ha disminuido el esplendor de Tu corona, ni la saliva ha estropeado la belleza de Tu rostro. Más bien, Tú eres más exaltado y honrado por causa de Tus sufrimientos. 

Por tanto, Señor, yo quiero cobrar valor a partir del "desde ahora". Quiero olvidar la presente tribulación recordando el triunfo futuro. Ayúdame, conduciéndome al amor de Tu Padre y a Tu propia paciencia, de tal forma que cuando sea escarnecido por Tu nombre, no sea bamboleado, sino que piense más y más en el "desde ahora", y, por tanto, piense menos en el hoy. Pronto estaré contigo y contemplaré Tu gloria. Por lo tanto, no estoy avergonzado, sino que digo en lo íntimo de mi alma: "Y además os digo, que desde ahora".

Marcos 1:17

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"Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres." Marcos 1: 17.

Únicamente viniendo en pos de Jesús podemos obtener el deseo de nuestro corazón, y ser realmente útiles para nuestros semejantes. ¡Oh, cómo anhelamos ser pescadores exitosos para Jesús! Quisiéramos sacrificar nuestras vidas para ganar almas. Pero somos tentados a probar métodos que Jesús nunca habría probado. ¿Cederemos ante esta sugerencia del enemigo? Si así fuera, podríamos chapotear en el agua, pero no sacaríamos nunca ningún pez. Hemos de ir en pos de Jesús si queremos tener éxito. Los métodos sensacionalistas, los entretenimientos, y cosas parecidas: ¿implica todo esto ir en pos de Jesús? ¿Podemos imaginar al Señor atrayendo una congregación mediante tales medios como los que son usados ahora comúnmente? ¿Cuál es el resultado de tales recursos? El resultado no es nada que Jesús tomará en cuenta en el último gran día. 

Hemos de apegarnos a nuestra predicación como lo hizo nuestro Maestro, pues por este medio, las almas son salvadas. Debemos predicar la doctrina de nuestro Señor, y proclamar un Evangelio completo y libre; pues esta es la red en las que las almas serán pescadas. Debemos predicar con Su benignidad, valor, y amor; pues este el secreto del éxito con los corazones de los hombres. Hemos de trabajar bajo la unción divina, dependiendo del sagrado Espíritu. Así, viniendo en pos de Jesús, y no corriendo delante de Él, ni junto a Él, seremos pescadores de hombres.

Génesis 32:12

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"Y tú has dicho: Yo te haré bien." Génesis 32: 12.

Esta es la vía segura de prevalecer con el Señor en la oración: podemos recordarle humildemente lo que Él ha dicho. Nuestro Dios fiel nunca se retractará de Su palabra, ni la dejará sin cumplimiento; sin embargo, Él quiere que Su pueblo le pida y le recuerde Su promesa. Esto es un refrigerio para la memoria del pueblo, es un avivamiento a su fe, y una renovación de su esperanza. La palabra de Dios es dada, no para Su beneficio, sino para el nuestro. Sus propósitos están establecidos, y no necesita nada que lo obligue a Su designio de hacer el bien a Su pueblo; pero Él da la promesa para nuestro fortalecimiento y consuelo. Por esta razón Él desea que argumentemos la promesa, y que le digamos: "Tú has dicho."

"Yo te haré bien" es justamente la esencia de todos los dichos misericordiosos del Señor. Hay un especial énfasis en la certeza. Él nos hará bien, un bien real, un bien duradero, sólo el bien y toda clase de bien. Nos hará bien, y esto es hacernos bien en el grado más alto posible. Él nos tratará como lo hace con los santos mientras estemos aquí, y eso es el bien. Pronto nos llevará para que estemos con Jesús y con todos Sus elegidos, y eso es un bien supremo. Con esta promesa en nuestros corazones, no hemos de temer al airado Esaú, ni a nadie más. Si el Señor nos hará bien, ¿quién podría hacernos daño? 

Oseas 6:1

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"Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará." Oseas 6: 1.

El modo de actuar del Señor es arrebatar antes de sanar. Este es el honesto amor de Su corazón, y la certera cirugía de Su mano. Él también hiere antes de vendar, pues de lo contrario sería una obra incierta. La ley precede al Evangelio; el sentido de necesidad precede a la satisfacción de esa necesidad. ¿Está el lector bajo la convincente y estrujadora mano del Espíritu? ¿Ha recibido el espíritu de esclavitud para temer otra vez? Esta es una saludable situación preliminar para recibir realmente salud y curación del Evangelio.

No desesperes, querido corazón, sino acude presuroso al Señor con todas tus espeluznantes heridas, tus moretones, y tus llagas supurantes. Únicamente Él puede sanar, y se deleita en hacerlo. El oficio de nuestro Señor es vendar el corazón quebrantado, y lo hace con extrema maestría. No nos demoremos, sino que debemos regresar de inmediato al Señor del que nos hemos alejado. Mostrémosle nuestras heridas abiertas, y supliquémosle que reconozca Su propia obra y que la complete. ¿Acaso un cirujano hace una incisión y luego abandona al paciente para que sangre hasta su muerte? ¿Acaso el Señor derribará nuestra vieja casa, y luego rehusará construir una mejor casa para nosotros? ¿Acaso Tú incrementas desconsideradamente la miseria de las pobres almas ansiosas? Lejos de Ti el hacer tal, oh Dios.

Salmo 33:21

9 de Mayo.

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"Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado." Salmo 33: 21.

La raíz de la fe produce la flor del gozo del corazón. Tal vez al principio no nos regocijemos, pero llega a su debido tiempo. Confiamos en el Señor cuando estamos tristes, y en su debido momento, Él responde de tal manera a nuestra confianza que nuestra fe se logra cumplidamente y nosotros nos regocijamos en el Señor. La duda engendra zozobra, pero la confianza significa gozo a la larga.

La seguridad expresada por el Salmista en este versículo, es realmente una promesa entregada en las manos de la santa confianza. Oh que recibamos gracia para apropiarnos de ella. No obstante que no nos regocijemos en este momento, lo haremos, tan ciertamente como que el Dios de David es nuestro Dios.

Debemos meditar en el santo nombre del Señor, para que podamos confiar más en Él y para que podamos regocijarnos más prestamente. Él es en carácter santo, justo, verdadero, misericordioso, fiel e inmutable. ¿Acaso no hemos de confiar en un Dios así? Él es omnisciente, todopoderoso y omnipresente; ¿no podemos confiar en Él alegremente? Sí, eso haremos de inmediato, y lo haremos sin reservas. Jehová-jireh proveerá, Jehová-salom enviará la paz, Jehová-tsidkenu justificará, Jehová-sama estará por siempre cerca, y en Jehová-nisi venceremos a cualquier enemigo. Quienes conocen Tu nombre confiarán en Ti; y quienes confíen en Ti se regocijarán en Ti, oh Señor.


C H Spurgeon

MATEO 20:7

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"Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo." Mateo 20: 7.

Sí, hay trabajo para cuerpos envejecidos en la viña de Cristo. Es la hora undécima, y, sin embargo, Él nos permitirá trabajar. ¡Qué grandiosa gracia es esta! ¡Ciertamente toda persona anciana debería apresurarse a aceptar esta invitación! Cuando los hombres tienen una edad avanzada nadie los quiere como trabajadores; van de taller en taller, y los patronos miran sus cabellos grises y menean su cabeza. ¡Pero Jesús contrata a la gente vieja, y les da también buenos salarios! Esto es verdadera misericordia. Señor, ayuda a los edad avanzada a alistarse en Tu servicio sin demora ni siquiera de una hora.

¿Pero pagará salarios el Señor a viejos individuos cansados? No lo dudes. Él dice que te dará lo que sea justo si trabajas en Su viña. Él en verdad te dará gracia aquí y gloria en el más allá. Él concederá alivio presente y descanso futuro; la fuerza que necesites en tu día, y una visión de gloria cuando la noche de la muerte llegue. Todas estas cosas dará el Señor muy libremente tanto al convertido de edad avanzada como al que entra a Su servicio en su juventud.

He de decir esto a algún anciano o anciana que no sean salvos, y pedirle al Señor que bendiga mis palabras, por el Señor Jesús. ¿Dónde puedo encontrar a ese tipo de personas? Estaré buscándolas atentamente, para decirles amablemente las nuevas.

C H Spurgeon

Deuteronomio 13:17

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"Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres." Deuteronomio 13: 17.

Israel debía sojuzgar a las ciudades idólatras, y debía destruir todo el despojo de todo lo que había sido contaminado por la idolatría, como un anatema que debía ser quemado con fuego. Ahora, el pecado, cualquiera que sea, debe ser tratado por los cristianos de la misma forma. No debemos permitir que permanezca ni un solo hábito pernicioso. Ahora es guerra a muerte con los pecados de todo tipo y tamaño, ya sean del cuerpo, de la mente o del espíritu. No consideramos que esta renuncia del mal merezca misericordia, sino que la vemos como un fruto de la gracia de Dios, que de ninguna manera nos perderíamos.

Cuando Dios nos conduce a ser inmisericordes con nuestros pecados, entonces Él tiene gran misericordia de nosotros. Cuando estamos airados con el mal, Dios no está más airado con nosotros. Cuando multiplicamos nuestros esfuerzos en contra de la iniquidad, el Señor multiplica nuestras bendiciones. El camino de la paz, del crecimiento, de la seguridad y del gozo en Cristo Jesús, será encontrado cuando sigamos estas palabras: "No se pegará a tu mano nada del anatema." Señor, purifícame en este día. Compasión, prosperidad, crecimiento y gozo serán otorgados en verdad a quienes repudian el pecado con solemne determinación.

C H Spurgeon