Éxodo 20:14
El Señor ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.
Malaquías 2:14
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama… y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Juan 14:21
7° mandamiento: No cometerás adulterio
Llegó el gran día! En un ayuntamiento de Francia los futuros esposos escuchan al alcalde que les lee los artículos del Código Civil creado por Napoleón en 1804: «Artículo 212: Los esposos se deben mutua fidelidad…». Este compromiso, ¿Será respetado por esta pareja? ¿Saben que la fidelidad es un mandamiento de Dios: “No cometerás adulterio”?
En nuestra sociedad permisiva, la fidelidad es considerada como una virtud anticuada. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio son lo más normal en las películas, las novelas, las canciones… Ya no se habla de adulterio, sino de unión, de aventura… La búsqueda del placer personal, egoísta, borra la dimensión moral, el sentido bíblico de la sexualidad. Al dar este mandamiento, Dios conocía las necesidades de su criatura: necesidad de seguridad, de sentirse amada tanto en los buenos como en los malos momentos, necesidad de hacer feliz a su cónyuge dándose a sí mismo. La infidelidad en la pareja pisotea esas necesidades fundamentales, acarrea sufrimientos y, a menudo, la ruptura de una familia. Las primeras víctimas son los niños, que suelen quedar marcados para toda la vida. La sociedad actual es prueba de ello. ¡No, la ley de Dios no está desfasada ni es irrealista!
Lectura: 2 Samuel 16 – Hechos 7:1-29 – Salmos 25: 16-22 – Proverbios 10.13-14