Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
2 Corintios 5:10
Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo… Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
Romanos 14:10-12
La huella
Una hermosa mañana de verano mi esposa y yo andábamos por una playa de arena fina. Cada uno de nuestros pasos dejaba la huella exacta de nuestros pies en el húmedo suelo, de manera que podíamos distinguir sin dificultad las huellas del uno y del otro.
Del mismo modo, en el camino de la vida, nuestra conducta, nuestros proyectos y nuestros trabajos dejan una huella «legible» para aquellos que nos rodean, pero más aún para Dios, quien “ve todos” los pasos del hombre (Job 34:21). Todos los creyentes, es decir, los verdaderos cristianos, comparecerán ante el tribunal de Cristo. ¿Habrá acusados? No, pues no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1). En cambio, durante esta «sesión», la obra de cada uno de ellos será puesta de manifiesto (1 Corintios 3:13-15). Si alguien hizo algo que no soporta el fuego del juicio divino, esta obra será consumida y su autor “sufrirá pérdida”. Si alguien hizo las “buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano” (Efesios 2:10), Dios lo aprobará (1 Corintios 4:5). Notemos de qué manera Dios escribe la historia de los creyentes: tiene en cuenta lo que fue hecho “por la fe” (Hebreos 11). Glorifiquemos a Dios por medio de nuestras palabras y acciones. Sigamos al Señor con abnegación, andando en sus pisadas.
Lectura: 2 Samuel 19:24-43 – Hechos 9:1-22 – Salmos 27:5-8 – Proverbios 10: 20 -21