Yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y tú me enseñarás.
Job 42:3-4
¿Es necesario comprenderlo todo?
«También creo en Dios porque me di cuenta de que nuestra inteligencia nunca podrá captar los innumerables misterios que nos asedian: el del mal y el del sufrimiento, así como el de la inmensidad del espacio en donde resplandece la tierra de los hombres…
Hacer a Dios responsable del mal es como renunciar a nuestra libertad. Lo que en realidad buscamos cuando hacemos a Dios responsable del mal y del sufrimiento es absolvernos a nosotros mismos de nuestras debilidades, vicios y bajezas.
Por lo demás sé que, en medio del sufrimiento, todos descubrimos una nueva dimensión de nuestra vida; pero para mí como para todos, el sufrimiento de los inocentes es un gran misterio.
Con razón alguien dijo: «Acepto no comprender». Si pudiese comprender todo el universo en el que vivo y que, por ejemplo, la puerta del sufrimiento de los inocentes fuese la única que permaneciese cerrada a mi inteligencia, me sentiría molesto. Pero sé que hay muchas otras puertas que permanecen cerradas.
Ahora bien, las razones que tengo para creer son mucho más numerosas y de mayor peso que las que tendría para dudar. Hoy, en el ocaso de mi vida, todavía no comprendo cómo puede haber tantos hombres que no quieran creer en Dios».
Albert Chambon, embajador francés (1909-2002)
Dios no es el responsable del pecado, pero si permite el sufrimiento en sus hijos; para purificar, por juicio hacia el pecado, pero en todo, a los que amamos a Dios todas las cosa nos ayudan a bien. (Para la salvación de nuestras almas) Romanos 8.28.
Lectura: 2 Samuel 24 – Hechos 13:1-25 – Salmos 30:1-5 – Proverbios 10:31-32