(Dios dijo): Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3
Vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Efesios 2:13
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Santiago 4:8
Acercarse a Dios
Al ver la belleza de la naturaleza, una persona pensará automáticamente en un Ser que está detrás del origen de todas las cosas, en cambio otra pensará que se trata simplemente de sorprendentes coincidencias.
La Biblia declara: “Es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). Es como un examen de sinceridad. El que se acerca a Dios debe manifestar confianza, no solamente para aceptar la existencia de Dios, tan evidente, sino también para reconocer su bondad y creer que será aceptado. “Cercano está el Señor a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras” (Salmo 145:18). Acercarse a Dios, invocarlo “de veras”, es admitir que él es nuestro Creador y que nosotros somos sus criaturas. Significa que tiene derechos sobre nuestra vida, que tiene una voluntad determinada para nosotros. Dios nos capacita para buscar su voluntad, pues Dios desea darse a conocer a todos por medio de Jesucristo.
Todos hemos aprendido algo de la vida de Jesús, pero para llegar a aceptarlo como Salvador es necesario ir más allá de ese simple conocimiento: hay que aceptar, por la fe, su muerte para borrar nuestras faltas.
Lectura: Ezequiel 19 – Hechos 25 – Salmos 36:1-6 – Proverbios 12:5-6