Devocional 2011-05-05


No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas. No te inclinarás  a ellas, ni las honrarás.
Éxodo 20:4-5




2° mandamiento: No tendrás ídolos

Este segundo mandamiento es la consecuencia lógica del primero: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (éxodo 20:3). Si se debe reconocer a Dios como único Dios, también sólo él debe ser adorado. Dios, quien es espíritu, ¿podría ser reducido a cualquier representación material de su persona, es decir, a una imagen o a una estatua de madera o de metal? La Biblia recuerda qué es un ídolo: "los ídolos de ellos son... obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan de, tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen..." (Salmos 115:4-8). Adorar a esos objetos es una ofensa a Dios. El culto a las imágenes fue muy practicado en Egipto, donde los hebreos permanecieron varios siglos; la idolatría también reinaba Canaán, donde iban estos mismos hebreos a quienes Dios dirigía su ley.
Hoy, ¿qué decir de la popularidad de ciertos objetos a los cuales se les atribuye el poder de proteger y dar buena suerte? Aparte de eso notamos una especie de <<divinización>> de ciertas celebridades. Además, los placeres, el dinero, las distracciones, el juego, etc., logran dominarnos de tal modo que pueden transformarse en <<ídolos>>.
"Huid de la idolatría" (1Corintios 10:14). Sí, Dios exige exclusividad, pues aborrece toda forma de idolatría. Se reveló en Jesucristo como un Dios directamente accesible. Todo aquel que se acerca a él con humildad y sinceridad puede orar y adorarle sin necesidad de intermediarios.
(Continuará en el próximo devocional)

Lectura: 2 Samuel 2 - Mateo 24:29-51 - Salmos 20:6-9 – Proverbios 8:12-16