Devocional 2011-07-08


¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él. Proverbios 26:12

Que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 1 Corintios 2:5


El fracaso de los moralistas

Pensadores, filósofos y moralistas, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días han tratado de mejorar el corazón humano. Si vemos las cosas desde ese ángulo, el balance global de su actividad sigue siendo negativo. La mentira, el egoísmo y la inmoralidad están tan extendidos en la sociedad actual como en el pasado.

Este fracaso ya había sido anunciado. Dios nos dice desde hace más de 2.000 años: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).

Usted me dirá que el cristianismo tampoco mejoró el corazón de los seres humanos. Es cierto, pero Dios, que conoce el corazón, no envió a su Hijo al mundo para mejorarlo. El hombre es como un deudor insolvente. Cristo vino para pagar la deuda de ese deudor y darle una nueva vida. Tomó sobre sí la deuda de nuestros pecados como si fuese la suya, y la pagó en nuestro lugar. Murió en la cruz para que todo el que cree en él tenga la vida eterna.

Por naturaleza el creyente no tiene un corazón mejor que los demás hombres, pero a partir del momento en que Jesús le da esta vida nueva, puede parecerse al Señor haciendo el bien, con humildad, porque su Salvador le da la fuerza para realizarlo. Puede aborrecer lo malo y seguir lo bueno (Romanos 12:9).

Lectura: 2 Samuel 19:1-23 – Hechos 8:26-40 – Salmos 27:1-4 – Proverbios 10:19